Mientras avanzamos y “vivimos la vida”, construimos experiencias que van acordes con el ambiente que nos rodea, establecemos lazos familiares, de amistad, compañerismo y también en cada etapa enfrentamos desafíos que en muchas ocasiones sobrepasan nuestra capacidad de resistencia física, mental y emocional.
Cuando vivimos tristeza, angustia e impotencia, escuchamos frases y consejos de nuestros cercanos que muchas veces generan sensación de incomprensión y soledad, aumentando la decepción y desesperanza. Buscamos salidas a nuestra crisis, nos desvelamos persiguiendo pensamientos que hacen las noches más largas y las soluciones más lejanas. Hemos escuchado hablar de Dios pero en medio de nuestra desesperación solo le hacemos reclamos exigiendo soluciones según nuestro deseo.
Dios está cercano para los que le buscan, y muchos de nosotros le hemos hallado en medio de nuestras dificultades. Él se ha acercado a nosotros a través de su Hijo: Nuestro Señor Jesucristo, quien conoce exactamente la vida, las dificultades, el trabajo, el desengaño; nos ha prometido que llevará nuestras cargas, sanará nuestras heridas, nos llenará de amor verdadero y esperanza; esto lo podemos aprender en nuestra Iglesia.
El Señor nos llama y nos recibe, nos enseña el camino, nos instruye y nos hace parte de la iglesia, para que experimentemos la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.
La vida cristiana nos permite hallar el sentido de nuestra existencia y llenar el vacío espiritual que podamos tener, porque experimentamos la plenitud de vida en Cristo.
Los cristianos de la Iglesia Bautista del Norte vemos cumplidas las promesas de Dios en nuestras vidas, tenemos la misión de consolar a otros en lo que Dios nos ha consolado. Él es la respuesta y sabemos que Él es el camino, la verdad y la vida; por todo esto: La iglesia es para ti.