El juicio venidero
Hermanos, nosotros debemos predicar la venida del Señor, y predicarla un poco más de lo que lo hemos hecho, porque es la fuerza motriz del Evangelio. Demasiadas personas han puesto en un segundo plano estas verdades, y así, el hueso ha sido suprimido del brazo del Evangelio. Su punta ha sido quebrada; su filo ha sido mellado. La doctrina del juicio venidero es el poder mediante el cual los hombres han de ser despertados. Hay otra vida; el Señor vendrá una segunda vez; el juicio llegará; la ira de Dios será revelada. Donde esto no es predicado, me atrevería a decir que el Evangelio no es predicado. Es absolutamente necesario para la predicación del Evangelio de Cristo, que los hombres sean advertidos en lo relativo a lo que sucederá si continúan en sus pecados. ¡Alto, alto, señor cirujano, usted es demasiado delicado para decirle al hombre que está enfermo! Espera sanar al enfermo sin que sepa que está enfermo. Por tanto, usted lo halaga; y, ¿qué pasa? Ellos se ríen de usted; ellos danzan sobre sus propias tumbas. ¡Por fin mueren! Su delicadeza es crueldad; sus halagos son venenos; usted es un asesino. ¿Mantendremos a los hombres en el paraíso del necio? ¿Los arrullaremos para que tengan sueños tranquilos de los que se despertarán en el infierno? ¿Habríamos de convertirnos en ayudadores de su condenación por nuestros diplomáticos discursos?
En el nombre de Dios, no lo haremos. Es necesario que cada verdadero ministro de Cristo clame en alta voz y no se guarde, pues Dios ha establecido un día en el que “juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.” Tan ciertamente como el Evangelio de Pablo era verdadero, el juicio vendrá. Por tanto, huyan a Jesús en este día, oh pecadores. Oh santos, vengan a ocultarse ustedes también bajo el dosel carmesí del sacrificio expiatorio, para que estén ahora listos a darle la bienvenida a su Señor que desciende y escoltarlo hasta Su tribunal. Oh, mis queridos lectores, que Dios los bendiga, por Cristo nuestro Señor. Amén.
Charles Spurgeon