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El ayuno

Mateo 6:16-18 En los tiempos de Jesús la práctica del ayuno había degenerado en un ceremonialismo superficial. Así que Jesús definió la manera correcta de practicar el ayuno:

1. LA MANERA INCORRECTA Recordemos que Jesús vino a reformar todas las cosas, entre ellas vino a darle a la ley ceremonial su verdadero significado.

a) Lo que Jesús condenó fue esa actitud piadosa hipócrita. Condenó esos ayunos fingidos (v. 16), falsos (v. 17-18). Cuando los fariseos ayunaban buscaban era impresionar a los demás y adoptaban una actitud de pesadumbre o de tristeza. Se vestían de cilicio. No se bañaban como de costumbre y ponían ceniza sobre sus cabezas. Además, usaron otros métodos como ensuciar sus caras, todo con el fin de que la gente los admirara como personas muy religiosas. Así que buscaban impresionar para que la gente dijera “¡Oh, qué hombres tan piadosos! Esta gente sí demuestra su arrepentimiento”. Pero la verdad es que estos fariseos estaban haciendo teatro. Jesús les dice que si lo que estaban buscando era tener una buena apreciación de los demás, esa sería su recompensa pero de Dios no iban a recibir nada.

b) No se debe ayunar con una actitud legalista, como si fuese una regla imprescindible para ser un verdadero cristiano.

c) No por cumplir con un formalismo religioso, porque en la práctica se convierte en algo mecánico. No oramos y ayunamos simplemente porque hay que hacerlo, ni por el simple cumplimiento del deber.

El Señor no nos dice cuántas veces debemos ayunar ni cuánto tiempo, pues las circunstancias varían: lo importante es que cuando ayunen tengan en cuenta que la opinión de la gente no importa, háganlo con sencillez y humildad como para Dios. Así que Jesús dice que el ayuno no es para el espectáculo y la apariencia personal. Cuando ayune haga lo que hace todos los días, báñese y arréglese. La oración y el ayuno es algo privado entre usted y Dios. Usted no está buscando la alabanza de los hombres sino la aprobación de Dios. Si usted es sincero con Dios, él lo va a recompensar. Además, no debe ayunar con la esperanza de recibir los aplausos de los hombres, pero tampoco dejar de hacerlo para evitar las críticas, como decía David (Salmos 69:10-13).

2. LA MANERA CORRECTA Jesús no prohíbe el ayuno sino que los deja a entera libertad de la persona. Lo que Jesús dice es que si alguien quiere concentrarse en la oración por algún motivo especial, pues tiene que hacer todo lo contrario a los fariseos. Como el asunto de la oración es entre Dios y la persona, quien lo haga no debe hacerse notar. Todo lo contrario: debe bañarse y arreglarse, es decir, seguir siendo la persona que es de manera natural, porque al fin y al cabo no le interesa impresionar a nadie, no hacer ostentación de santidad. Su único interés es Dios.

3. LA ESCENA CONTEMPORÁNEA Hoy existe un debate entre los que defienden el ayuno y los que tienen otra posición al respecto. Si en los tiempos de Jesús el ayuno había perdido su propósito, tenemos que hoy en las iglesias carismáticas el ayuno es una práctica que también ha perdido su verdadero significado:

3.1. Por sus excentricidades. Desde hace unos cincuenta años la práctica del ayuno fue popularizada por algunos pastores pentecostales. Hubo en Puerto Rico un pastor que, basándose en una interpretación errónea de Juan 14:12, se propuso ganarle al Señor en tiempo y ayunó 41 días.

3.2. Por sus erróneas interpretaciones. Los carismáticos se equivocan en su interpretación. Hace unos 35 años leí un libro titulado “El ayuno escogido por Dios”. El autor decía cosas como las siguientes:

a. El ayuno sirve para crecer en santidad. Esto es falso. El apóstol Pablo dejó claro que las prácticas ascéticas tienen poco poder sobre el pecado (Col. 2:20-23).

b. El ayuno sirve para cambiar la voluntad de Dios. Falso. Consideran que hay cosas que Dios no responde sino con oración y ayuno. De manera que cuando uno ora y no recibe la respuesta debe, por consiguiente, entrar en oración y ayuno porque así logrará que Dios cambie su parecer. Como si Él no quisiera darnos algo pero yo puedo hacerle huelga de hambre para obligarlo.

c. Para recibir revelaciones. Falso. Insisten en que ayunando usted podrá conocer cuál es la voluntad de Dios específica para su vida. El asunto es que como diariamente necesitamos orar al Señor para que se haga su voluntad, en ese caso, pues tendríamos que vivir en permanente ayuno porque la oración sola es insuficiente.

d. Para lograr resultados inmediatos. Falso. Dios es soberano y Él es quien resuelve si nos bendice o no. Así que ningún ayuno va a obligar a Dios a responder inmediatamente nuestros deseos. Él es soberano en la repartición de sus dones.

Orosmán Rozo.

Pastor Iglesia Bautista del Norte Bogotá, Colombia.

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